Una rubia decorativa

          Lo primero que hicieron en el estudio fue cambiarle el nombre. Marilyn fue un invento de Lyon, y Monroe era el apellido de soltera de su madre. Ella se resistió a perder su identidad, pero al final cedió. Era la primera de una serie de humillaciones que con el paso de los años le impondría el estudio al cual ella haría ganar tanto dinero como pocas estrellas lo hicieron nunca.
En el periodo de agosto de 1946 y todo el año 1947, a pesar de tener un contrato, fue considerada como la tercera candidata (después de Betty Grable y June Haver) en cualquier comedia intrascendente.
Conocedora de la importancia de su físico, lo cuidaba al máximo.
          Aunque le gustaba salir de noche, no dudaba en levantarse temprano por la mañana para ir a correr unos cuantos kilómetros y así mantenerse en forma. Las ocasiones de hacer un buen papel no llegaban, en general muchos de los papeles eran para hacer casi de extra en películas nada destacadas. Seguramente esta situación le influyó en su determinación de volver al trabajo de modelo.

Una candidata ingenua

           Aunque la película se rodó en tan solo once días, tuvo ocasión de cantar y bailar, además de actuar.
          No fue suficiente para que la volviesen a contratar. Para el resto de los estudios, Marilyn era una promesa rechazada por la Fox que había intervenido en una comedia de segunda fila para la Columbia.
          En el rodaje de Ladies of the Chorus intimó con su profesor de canto, Fred Karger. Pensaba que por fin había encontrado a la persona ideal, pero Karger solo pensaba en Marilyn como un producto de la fábrica de los sueños llamada Hollywood.
          Participó, muy esporádicamente, en la película Love Happy (Amor en conserva). La Metro quería a la rubia más sexy de Hollywood para hacer una breve aparición con Groucho Marx. Ella demostró ser aquella rubia y es ganó al público en solo treinta segundos. Por primera vez en una película Marilyn había enseñado su famoso movimiento ondulante de caderas.

Un diamante en bruto

          De pronto apareció Johnny Hyde, vicepresidente de la más importante agencia de actores, había descubierto entre otras a Rita Hayworth y a Lana Turner.
          Hyde había visto Amor en conserva en una proyección privada y al momento vio que aquella chica rubia tenía muchas posibilidades para triunfar. Menos marido, ella se negó en diversas ocasiones, Hyde lo fue casi todo para Marilyn.

          Le consiguió un pequeño papel en The Asphalt Jungle (La jungla del asfalto), y favoreció su retorno a la Fox para intervenir en la galardonada All About Eve (Eva al desnudo), donde Marilyn compitió con grandes estrellas como Bette Davis o Anne Baxter, y consiguió acaparar los planos en los cuales intervenía gracias a su magistral creación de una astuta y refinada starlet.

          Hyde sabe que tiene la muerte cerca y por esto le pide a Marilyn que se case con ella, y le ofrece dejarle toda su fortuna. Delante la negativa de ella, Hyde consigue que la Fox le renueve el contrato por siete años más.
          La ultima cosa que Hyde hizo por ella fue el retoque final a su nueva cara. La convenció para que se sometiese a la cirugía plástica a fin de reducir un pequeño bulto que tenía en la punta de la nariz y rectificar la línea de la barba suprimiendo un cartílago  de la mandíbula. Ella lo hizo, aunque su problema no era físico. Asustaba a los productores porque les parecía demasiado sensual e impetuosa. Era un fabuloso diamante en bruto que faltaba pulir.