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"PRONTO OS CONOCEREMOS A TODOS Y ANTICIPAREMOS VUESTROS MOVIMIENTOS", AFIRMA UN ASESOR DEL FBI
 

Mercè Molist
John L. Petersen, asesor en seguridad del gobierno norteamericano y fundador del 'think tank' Arlington Institute, explicó la semana pasada en Niza que las fuerzas de la ley tienen cada vez mejores herramientas para la vigilancia electrónica y "el cuerpo social deberá adaptarse". Petersen habló ante sesenta periodistas europeos, reunidos por la corporación Unisys en el seminario "El precio de la privacidad".

"Hoy, el Gran Hermano es una entidad transnacional, formada por todos los que pueden ejercer la vigilancia", explicaba John Petersen a 'Ciberpaís'. En su ponencia, afirmó: "Hasta ahora, por problemas tecnológicos y de comunicación entre nosotros, podíamos recolectar datos pero no entenderlos. Esto cambiará con los programas de análisis inteligente". Como muestra, un sistema comercial, LISA, que busca por Internet, categoriza la información, hace mapas en 3D, modela escenarios y reconoce japonés y español.

Otras herramientas interesantes para Petersen son el reconocimiento de voz y de cara, a través del televisor, sensores espía del tamaño de una mota de polvo, alimentados con placas solares, o el sistema operativo Windows XP, que elogió: "Permite monitorizar el ordenador del usuario y comunicarse con él. En el pasado, la gente era anónima y teníamos sólo trozos de su información, mañana os conoceremos a todos y podremos anticipar el futuro, gracias a la interconexión del conocimiento. Habrá menos privacidad, pero más seguridad".

Stavros Zouridis, de la Universidad de Tilburg, le respondía: "La gente de Internet sabe defenderse sola. Allí, a más privacidad, más seguridad. La acción de los gobiernos no es la única posible, hay muchas formas de vigilancia sin tocar la privacidad". Simon Davies, de Privacy International, añadía: "Recuerda a la Stasi alemana, cuando nadie podía comunicarse en público por la vigilancia. Hace falta un nuevo contrato social. Con la excusa del terrorismo, ya no se puede confiar ni en la información que guardan los bancos. Si quisieran, las empresas podrían parar este abuso".

Colin Dixon, del Security Forum, habló por ellas: "Están en una situación ridícula. No hay nada definido y las pueden denunciar por cualquier cosa. Para aprobar la Directiva de Telecomunicaciones, se escuchó a los 'lobbies', no a los profesionales. La reacción de Las compañías globales será abandonar Europa, con una legislación conflictiva, demasiados burócratas y ningún norte, y montar sus servidores en Indonesia o China". El periodista de Singapur, Cheong Yip Seng, añadía: "La tecnología es el problema menos complejo del terrorismo, antes debería eliminarse la pobreza y solucionar el conflicto en Palestina".

A todos sus invitados rebatió, en la videoconferencia de clausura, Larry Weinbach, presidente de Unisys y asesor del Comité Nacional para la Seguridad en Telecomunicaciones de EEUU: "Las empresas deben trabajar más cerca de los gobiernos del mundo libre. Necesitamos estándares globales de privacidad". ¿Cómo habla de mundo libre con tanto espía? "La gente quiere sentirse segura, debe haber un equilibrio entre privacidad y seguridad". De vuelta, en el aeropuerto, mujeres policía registran las bolsas de mano de los pasajeros. ¿Y mi privacidad? "Lo estamos haciendo con todo el mundo", se justifican, inflexibles ante la queja.
 
 

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