16:51 13/11/02
 

RICARDO DOMÍNGUEZ, HACKTIVISTA:
"ES MEJOR QUE TUMBEN UN SERVIDOR A QUE TE DEN UN BALAZO"
 

Mercè Molist
Era un actor que odiaba el teatro. Hoy, los militares le llaman "uno de los primeros ciberterroristas del planeta". Pero Ricardo Domínguez, 43 años, hijo de mexicanos, residente en Brooklyn y de paso por Barcelona, parece más bien un sabio. Es cofundador de The Electronic Disturbance Theatre (EDT), una cédula hacktivista zapatista especializada en manifestaciones virtuales, donde los participantes acceden repetidamente a la web contra la que se marcha, saturándola.

-¿Sirve para algo hacer caer un servidor web?
-A ellos no, pero para nosotros es lo mismo que hacer una marcha en la calle. Toda esa gente, 48.000 personas, se unen para esta acción, desde Corea, el Perú... No importa que se caiga o no, lo que importa es que alguien pueda saber qué está pasando y enviar su respaldo.
-¿Cómo unos campesinos zapatistas se hicieron protagonistas de Internet?
-Bajaron con una visión antigua, la tradición marxista-leninista. Pero, por accidente, se cruzaron con la red electrónica y, en lugar de decir: ¿Qué diablos es esto?, vieron que debían romper este sistema, no con guerras sinó con la palabra. Lo entendieron en cinco o diez días. Puedes ir a las compañías más grandes y decirles: ¿Qué rápido cambias tú?
-¿Necesitan que les manden portátiles?
-Se está haciendo, despacito. Pero el Ejército Zapatista de Liberación Nacional no necesita nada, ni dinero ni armas ni nada electrónico. Las comunidades autónomas, como Aguascalientes, sí: comida, medicinas, electricidad, computadoras...
-Pero, los guerrilleros se mueven y los servidores deben estar fijos...
-Estas computadoras son de las comunidades. Allí están los servidores, que usan para vender café o telas, creando una economía autónoma.  Y cada vez que vienen los militares, no atacan al ejército zapatista sinó a estas comunidades.
-¿Qué ha aprendido el zapatismo del uso político de la red?
-Que lo básico es: comunicación, el correo electrónico; documentación, retratos, qué pasó, a quién mataron, y la desobediencia civil electrónica, que sólo se necesita en el 5% y que no siempre es lo mejor, pero que existe como táctica.
-¿Son ustedes terroristas light?
-Ni eso. La desobediencia civil comienza en 1848, cuando Thoreau protestó sin violencia contra la guerra de EEUU a México. Escribió un libro, "Civil Disobedience", que leyeron Gandhi, Luther King... Nosotros estamos en la misma historia: parar con los cuerpos físicos el movimiento del capital. El nuestro es el hacktivismo digitalmente incorrecto.
-¿Por qué?
-Porqué usamos el código más básico que existe: HTML. Nuestro trabajo no es tecnológicamente eficiente sinó simbólicamente eficaz: cada máquina representa un cuerpo y por eso necesitamos miles y miles de personas. Si fuésemos terroristas, usaríamos programas donde con dos personas tumbas Microsoft o Yahoo: un hacking eficaz, pero ilegal.
-¿Hay una ética hacktivista?
-Sí: debe representar a una comunidad. El terrorismo se hace escondido. Nosotros somos transparentes. Los medios y la policía deben saber  quién es la persona que está haciendo la acción.
-¿Cuál es el hacktivismo digitalmente correcto?
-El de gente como "Cult of the Dead Cow" y su programa para evitar la censura en China. Pero pocos pueden entender su código. Nuestro sistema es lo más bajo, somos lo peor, somos HTML. Pero cualquier persona, una abuelita, ciega, que no camina, puede hacer clic.
-Los hackers llaman "ataques de denegación de servicio" a eso, y no les gusta.
-En el 98, comenzó una guerra de palabras con estas comunidades, como 2600 o Defcon, pero ahora empiezan a invitarnos, para hablar y pelear por la libertad de la información también en la calle, sobre todo los más jóvenes. Debe haber momentos en que la gente pueda marchar por la superautopista. No digo que tenga que ser siempre, sólo que tácticamente es bueno, por unas horas. Es mejor que tumben un servidor a que te den un balazo.
-¿Qué le parece el "cracktivismo", que cambia webs o roba información?
-Hay ocasiones donde ha trabajado muy bien. Pero no estoy de acuerdo si pasa algo y no sabes por qué. Debe haber una razón, hacerse con estilo y una política clara.
-¿Tiene el hacktivismo nuevas ideas?
-En el 99, mucha gente nos preguntaba por el futuro y les acabamos diciendo: los zapatistas tienen satélites, cámaras de vigilancia que están usando contra los paramilitares y militares mexicanos. Esas imágenes van directas a las comunidades de derechos humanos, ONGs... Cualquier cosa que haga el gobierno, no importa dónde esté en la jungla, estamos viéndolos. Y lo sacaron en "Time Magazine".
-¿Y era broma?
-Sí, pero finalmente estamos trabajando en el proyecto, porque se lo creyeron y hay fundaciones que nos quieren ayudar.
-¿Funciona bien la Red de Resistencia Intergaláctica?
-Sí, bajo muchos nombres: "hackmeetings", "meetings" de medios tácticos, Indymedia, código abierto...  Todos, contra el capitalismo virtual.
-¿Crecerá la resistencia? ¿Qué dice la mágica palabra?
-Que ya ganamos. En uno de sus libros, Don Durito explica que el subcomandante Marcos estaba muy triste, porque le llegó la noticia de que lo habían matado. Y Don Durito dice: "Oye, nariz grande, ¿por qué lloras?". "Porqué me han matado". "¿Y qué diablos importa que te maten o no? Ya la guerra está ganada. "¿Cómo puedes decir eso?". "He estudiado el neoliberalismo y estas notas las escribí en el siglo XXVII. Ya sé que, para ustedes, los pobres del mundo, todo va a ser muy duro, van a perder batallas y vidas, pero la guerra ya se ganó. Así que no estés triste".
 
 

LA GUERRA DE LA WEB
 

The Electronic Disturbance Theatre (EDT) son cuatro personas: Ricardo Domínguez, "Carmin Karasic, una mamá de Boston, experta en computadoras; Brett Stalbum, que vive en California, profesor de arte y nuevos medios; y Stefan Wary, escritor, que vive en Texas. Hemos salido más de una vez en portada del "New York Times". Y la NSA nos invitó a hablar con ellos", explica.

Hace un par de años, la tienda virtual de juguetes etoys.com denunció al grupo de net-art etoy.com, porque los nombres se parecían. EDT salió en su ayuda, con un programa que hacía el proceso de compra de un juguete, paraba antes de pagar y volvía a empezar. Cuantos más programas se unían a la protesta, el sistema de etoys.com iba más lento y sus acciones acabaron cayendo. Se la recuerda como "la guerra de los juguetes".

Recientemente, en una protesta contra la cadena de cafeterías Starbucks, mientras los manifestantes dibujaban en sus ordenadores, de forma sincronizada un programa atacaba con más o menos intensidad el servidor contrario. "Lo tumbamos. Y la gente nos envió después algunos dibujos. Se podría hacer lo mismo con alguien bailando", imagina. Otra herramienta creada por EDT, el Zapatista Tribal PortScan, analiza remotamente los puertos (entradas) de un ordenador y manda un poema zapatista a los que están abiertos.

Domínguez entró en el arte político con el grupo Critical Art Ensemble, en los 80. Escribieron dos libros, donde afirmaban que "el capitalismo ya dejó el mundo, se ha hecho electrónico totalmente. Por eso el activismo callejero es incorrecto, debe hacerse en las calles electrónicas". En 1997, el colectivo italiano Los Anónimos le ofrecía la idea de la manifestación virtual o "netstrike" y, pronto, EDT creaba un pequeño programa, llamado Zapatista FloodNet, que automatizaba el envío de peticiones repetidas a una web. Era la primera arma hacktivista.

En 1998, durante el congreso Ars Electronica, EDT hizo una demostración, atacando tres sitios a la vez: la web del presidente mexicano, el Pentágono y la Bolsa de Frankfurt. Los militares respondieron con otro programa, que "freía" los navegadores de los manifestantes: "Quebraron la ley porque no pueden usar sus armas contra civiles", dice Domínguez. Un año después, EDT ofrecía al mundo el  código fuente de FloodNet: "Comunidades indígenas en Australia, activistas gay, los hippies electrónicos en Inglaterra, empezaron a usarlo y a conocer nuestra ideas sobre la guerra de la web".
 
 
 

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