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Víctor Domingo: Presidente, presidente

"Los políticos tendrán que explicar algún día a qué se debe su sumisión a la SGAE"


Víctor Domingo es un viejo lobo del mar cíberactivista. Guerrero de claroscuros. Político de la red. Capitán durante casi una década del bajel Asociación de Internautas, ha sobrevivido a motines, tormentas, asaltos y abordajes. Construyó su propia versión de lo que debía ser una organización de defensa de la comunidad internauta y la ha encumbrado a velero insignia en las más importantes batallas. Sea en los océanos de las hidras políticas o en los escollos de coral del hacktivismo, es su barco su tesoro que no piensa abandonar.


-¿Cómo descubriste las redes?

-En 1989, la revista "MTV" me encargó un reportaje sobre el congreso que la Asociación de Proveedores de Videotex, APV, realizó en Madrid.

-Yo te conocí en la difunta asociación de ciberderechos Fronteras Electrónicas (FrEE). Entonces, te definías como "anarquista".

-Mi educación académica es de letras, concretamente de Historia, mi formación y experiencia sociopolítica se ha conformado en el mundo sindical, en el anarcosindicalismo. Mi concepción política de la sociedad es libertaria.

-¿Por qué te metiste en FrEE?

-Fue en 1997, por varios motivos: mi admiración hacia John Perry Barlow y su manifiesto por la libertad del ciberespacio, y por saber qué era eso del activismo en Internet. Estuve un año participando en los interesantísimos debates de la lista de FrEE, con miembros de gran capacidad intelectual como David Casacuberta, Javier Villate, José Antonio del Moral, Erick Eriarte, Javier Maestre, Mercè Molist, Sánchez Almeida, entre los que ahora recuerdo. Y en mayo de 1998 decidí asumir un papel activo.

-Uniéndote a la lucha por la tarifa plana...

-Javier Villate, Mercè Molist y yo fuimos los delegados de FrEE para conectar con los grupos pro tarifa plana: Luca Olivetti y José Ramón Esteban, el grupo de noticias tarifa plana, la plataforma pro huelga que lideraban Yonko, Fonco y Pilar Gías y el grupo Tarifa Plana que lideraban Imanol Alberti y Juanga Covas.

-De este entorno surgió la idea de crear la Asociación de Internautas (AI). ¿Cómo sucedió?

-Formamos una coordinadora que colaboró muy activamente en la huelga de desconexión del 3 de septiembre de 1998. A raíz de esa experiencia exitosa, creamos la Asociación de Internautas, con el objetivo de conseguir un acceso a Internet asequible, accesible y universal, y por ende la tarifa plana.

-Pero la tarifa plana nunca se consiguió...

-Eso no es cierto. Conseguimos la tarificación plana para el ADSL en marzo de 1999. Y en junio de 2001, la tarificación plana por la red telefónica básica. Aunque sí es cierto que aquella propuesta fue la denominada "tarifa ondulada" y que los precios siguen sin ser lo asequibles que demandamos.

-A veces se ha criticado a la AI por amiguismo con la clase política, que ha diluído las reivindicaciones.

-Cuando gobernaban los del PP, a mí me decían, medio en broma medio en serio, que yo era del "comando Rubalcaba". Y ahora que gobierna el PSOE, dicen de mí en el mismo tono que soy del "comando Zaplana". Es el precio que la AI paga por su independencia. Entre nuestros socios hay gente de todos los colores, pero sólo dirimimos sobre cuestiones relativas a la red y el mundo internauta, y hay consenso.

-También se ha dicho que personas procedentes de la política se han metido en la AI, cual topos. ¿Es así?

-Es cierto, pero en la asociación siempre han prevalecido los intereses internautas sobre los partidarios.

-¿Qué sacrificios habéis tenido que hacer para que los gobiernos os admitiesen como interlocutores?

-Desde su creación, la AI ha sido consecuente con todas y cada una de sus demandas. Hemos organizado huelgas de desconexión, manifestaciones dentro y fuera de la red, campañas, acciones jurídicas, denuncias... y nunca hemos dejado de luchar por nuestros objetivos: tarifa plana, contra el canon, por la privacidad, por las libertades civiles, por la calidad del servicio, contra el "slamming", por la apertura de los dominios .es. Nuestra obstinación y coherencia argumental ha hecho que, a pesar de los pesares, nos ganásemos el respeto.

-La principal crisis de la AI se vivió con la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información (LSSI). Hubo socios que se marcharon, denunciando censura interna y gente "repartiéndose el pastel".

-La negociación de la LSSI con el gobierno duró dos años y produjo decenas de anteproyectos. Por primera vez, desde la red se influyó en la redacción de una ley. En el seno de la AI, hubo un amplio, arduo y difícil debate interno, con más de 18.000 "posts" en la lista de socios. Esa experiencia curtió a la asociación, que salió reforzada organizativamente, mediante una votación electrónica y una asamblea presencial.

-No hubo sólo socios enfadados, también sectores del ciberactivismo criticaron que habíais "olvidado" denunciar que la LSSI proponía el cierre de webs sin autorización judicial. Kriptópolis lideró una gran protesta contra este punto, ocupando vuestro sitio en la batalla. Supongo que fue un mal trago...

-Sí, la comunidad internauta se dividió: una parte defendió que no se regulara Internet y que la LSSI no se aprobase y, otra parte, que saliera la mejor LSSI posible. La AI apostó por la segunda opción y así evitó que la SGAE impusiera por ley que los órganos competentes pudieran cerrar páginas web sin permiso judicial y que los ISP fueran responsables de los contenidos que alojan. Cinco años después, la SGAE vuelve a la carga con lo mismo.

-Otro mal trago ocurrió tiempo después, cuando un juez os multó por alojar la web Putasgae.

-La Audiencia Provincial de Madrid nos condenó a pagar 36.000 euros "por publicar" los contenidos de la Plataforma de Coordinación de Movilizaciones contra la SGAE, que estaban alojados en nuestro servidor, amén de hacer desaparecer los contenidos. Lo recurrimos ante el Tribunal Supremo.

-Pero, con la ley en la mano, no érais responsables de aquellos contenidos...

-Se quiere llegar al punto de que no sirvan para nada los esfuerzos de los legisladores para delimitar las responsabilidades de los prestadores de servicios, frente a las tesis mantenidas por las sociedades de gestión de derechos de autor, que quieren responsabilizar al prestador por los contenidos de terceros, como si de una publicación impresa se tratara. Si triunfan las tesis que amparan la censura previa de los contenidos en Internet, nadie alojará foros, "news", blogs, ni se prestará servicio alguno que no se pueda vigilar ni controlar previamente.

-Algo así propone la polémica Ley de medidas de Impulso de la Sociedad de la Información (LISI). ¿Qué es eso?

-Trata de reformar la LSSI. Ahora está en trámite parlamentario y desconocemos el tiempo que durará este trámite.

-¿Cuáles son sus puntos conflictivos?

-Que no responde a los intereses del mundo digital sino a los de la industria discográfica y al influyente sector de las sociedades de gestión de los derechos de autor que, abanderadas por la SGAE, pretenden: imponer un canon a todo soporte y equipo digital, incluídas las conexiones de banda ancha; cerrar sin autorización judicial cualquier sitio web que ellos entiendan que vulnera los derechos de autor; responsabilizar a los ISP de los contenidos que alojan y, en definitiva, controlar Internet.

-Lo curioso es que no importa el color político: tanto el PP, con la LSSI en el 2002, como ahora el PSOE, con la LISI, han intentado colar estas demandas de la SGAE.

-Es que no es la clase política la que está directamente interesada en este asunto, son las sociedades de gestión. Los políticos siguen sus indicaciones con mucha disciplina. ¿Por qué? Algún día tendrán que explicar a qué se debe tamaña sumisión.

-¿El gobierno está claramente alineado con la industria cultural?

-El gobierno, a pesar del rechazo unánime del Consejo Asesor de Telecomunicaciones al cierre de webs sin permiso judicial, ha hecho caso omiso, incluso ha incorporado el controvertido artículo 17 bis, donde se propone que las asociaciones de gestión se constituyan en censoras de Internet.

-Artículo que al final se retiró...

-El Ministerio de Industria se comprometió a no aprobarlo pero, sólo cinco días después, los miembros del órgano asesor del ministerio, el CATSI (Consejo Asesor de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información), recibían sorprendidos el orden del día para su reunión habitual: en el punto tres aparecía de nuevo el artículo 17 bis, esta vez reconvertido en anteproyecto.

-¿Anteproyecto de una nueva ley?

-El "Anteproyecto de ley sobre procedimiento de notificación de presuntas infracciones de derechos de propiedad intelectual a través de los prestadores de acceso a Internet", que es todo un ataque a los usuarios de intercambio de archivos P2P.

-¡Vaya!

-El ministerio invitó a las entidades de gestión a esa reunión. Allí, los miembros del CATSI criticaron con dureza el anteproyecto, que se retiró, y el Secretario de Estado de Telecomunicaciones propuso una mesa de negociación en la que, durante dos meses, todas las partes discutiesen cómo frenar la violación de derechos de autor en la red.

-¿Y?

-Las entidades de gestión abandonaron la reunión y declinaron sentarse en más mesas de debate. Ellas y la industria tecnológica llevan dos años discutiendo estos temas, bajo el paraguas de los ministerios de Industria y Cultura, así que las entidades creen que es una "burla" que el gobierno plantee ahora negociar dos meses más.

-¿Querrán ganar tiempo?

-Así que en estos momentos se abre un nuevo proceso de debate sobre los derechos digitales, se supone que ahora con la intervención de internautas, consumidores y sindicatos, pero sin las entidades que gestionan estos derechos y que han amenazado al gobierno con emplear la "artillería" en sus manos, como declaraciones públicas de famosos artistas y presión para que el artículo 17 bis se recupere en el trámite parlamentario de la LISI.

-¿Hay políticos abiertos al sentimiento internauta?

-Sí, los hay que piensan en internauta, de todas las opciones, pero no muchos. Para la consecución de la tarifa plana, fue vital el apoyo de los senadores González Pons y Calvo, del PP, Modol y Lavilla, del PSOE, Albistur, del PNV. Y, desde el Congreso, Rubalcaba y también Jané, de CIU. Se involucraron muchísimo.

-¿Y ahora?

-La sospechosa unanimidad de todos los partidos para aprobar la Ley de Propiedad Intelectual, y por ende la legitimación del canon de la SGAE, nos ha convertido en huérfanos políticos.

-¿Esta guerra es de ideologías o es de industrias, la cultural contra la tecnológica?

-No es sólo una cuestión de dinero, aunque es un motivo importante de los conflictos. Es un problema de control de Internet y de preservar la figura del intermediario, que los internautas estamos invalidando de forma natural. Esto da miedo a todo tipo de intermediarios, políticos, sociedades de gestión, operadores. Por eso, paralelamente se está produciendo un intenso debate sobre la neutralidad de la red. En estos momentos, desde Internet no sólo estamos luchando por los ciberderechos, estamos luchando por las libertades civiles.

-En esta lucha, la AI tiene una posición clave, es la única entidad que representa a los internautas en las negociaciones. Parte de esto se debe a tí, que eres su presidente desde hace 9 años.

-Gracias, pero no. Posiblemente mi mérito sea haber resistido en el cargo todo este tiempo y haber influido entre los compañer@s en mantener una organización independiente y con criterios internautas, pero organización al fin y al cabo. Esta labor no hubiera sido posible sin la colaboración desinteresada de mucha gente. Un ejemplo es nuestra página web, con más de 35.000 visitas diarias, cantidad de información, programas gratis. Detrás hay un montón de internautas. Yo sólo salgo en los papeles.

-¿Cuántos socios tiene la AI? En 2001 tenía 2.000 y, en 2006, decíais tener también 2.000.

-Mantenemos este nivel de asociados. Hay unos 600 desde el inicio y el resto fluctúa anualmente. Sólo el 40% repite y paga la cuota.

-A la gente le cuesta tanto asociarse como ir a manifestaciones, ¿verdad?

-Nuestro ámbito de actuación es la red y, en repetidas ocasiones, nuestras demandas han salido hacia fuera, influyendo en la opinión notablemente. Por ejemplo, la lucha contra el canon ha dejado de ser una "rabieta" de los pendejos electrónicos para ser un problema tratado en las tertulias radiofónicas y televisivas. Por eso, nos consideran un "lobby" mediático. En ocasiones hemos actuado fuera de la red, manifestándonos físicamente, si bien es cierto que los internautas no somos proclives a las demostraciones presenciales, pero tiempo al tiempo.

-Si me permites una curiosidad: ¿Paga la industria tecnológica, de forma directa o indirecta, a la AI?

-No.



Mercè Molist


 
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(Publicado originalmente en la revista @rroba)


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