LA FADA I EL DRAGÓN

Copyright 2006 Mercè Molist.

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Querido Xapapote,


Llegué bien al País de las Hadas. ¿Cómo te fue a vos en el Sendero del Dragón? Supongo que mucho humo y fuego y ruido. El País de las Hadas es como lo soñaba: rosa, pastel, verde, jardines y flores de todos los colores. Flota la magia en el aire, como chiribitas.

Las hadas tienen una peculiaridad, aparte de volar, y es que pueden tener el tamaño que deseen. Las hay pequeñitas como un dedal, del tamaño de una flor, de una seta. No las encontré como gigantes y es que las hadas son coquetas: saben que allò petit és més bonic.

El juego preferido de las hadas es coger una tela suave y volar dejando que el aire la preñe, como una vela sin barco entre las nubes. Siempre se ríen o sonríen, aunque a veces también lloran. Entonces, se sientan bajo un roble, que sigui prou fort i tingui les branques prou frondoses, que les aculli, les protegeixi.

En el País de las Hadas hay un lago donde, si te asomas, puedes ver lo que pasa en el mundo de los humanos. Només cal imaginar una persona, una casa, un lloc, i es veu reflectit a les aigües. Es una especie de tunel del tiempo y el espacio. Por él, cada hada vigila a su protegido o protegida. 

A veces, ves a una de ellas arrodillada en la orilla, con la nariz casi tocando el agua y las dos manos aguantando su cabecita, o enmarcando su boca, que se mueve en susurros. Parla a l'orella de la persona que estima i li diu com sortir-se d'aquella situació que l'amoïna. ¿O es que nunca has oído hablar de las hadas madrinas?

Cuando les dije que era una bruja -¿de qué forma sino habría podido llegar a su país?- me miraron maravilladas, las lindas boquitas y ojitos abiertos, y me llevaron al Consejo de las Hadas, pues aquella noche era luna llena. 

Ellas, como las brujas, siguen los ciclos de la luna. Siempre había pensado que nuestros mundos eran totalmente diferentes, llunyans com dues galàxies, però totes som, és clar, al mateix univers.

El Consell de les Fades em va rebre amb els braços i les energies obertes, com qui acull algú que va marxar molt, molt temps enllà. Les expliqué que hacía siglos que quería ser un hada, pero no lo conseguía. Les conté que había estado vagando sin rumbo, per l'obscuritat més absoluta. 

Les mostré algunos pasos de magia de las brujas. Y me sorprendió saber que los conocían. Em van explicar, divertides, que no hi ha cap abisme entre les bruixes i les fades i que, de fet, el camí de la fada passa per la bruixa. Que eres bruja y eres hada.

Entonces, fui yo la que se quedó boquiabierta. Supongo que tanto como vos te quedaste cuando, al matar al dragón, supiste que te mataste a tí mismo.

Contame com te fue, no seas de rogar. Venga, Xapapote.

Blanca



Querida niña bonita,


Me sonrío al leerte, hada pequeñita que jugó a ser bruja. No voy a decir: -Te lo dije, te lo dije, pero ¿recuerdas cuánto te advertí sobre tu afán de meter la naricita en los infiernos? 

Por mucho que nos adviertan, cada cual debe seguir su caminito, gorrión travieso, aunque casi pierdas las plumas en el intento. La vida es una pizca de aquí, otra de allí. No el todo o nada de tu coraje. En fin. Te hablo a tí y siento que me hablo a mí.

Preguntas cómo me fue en el Sendero del Dragón... Sabes que siempre fui un hombre más dado a usar la fuerza para proteger que en el ataque. Valiente y aguerrido, però no faria mal ni a una papallona. 

No sé, como tú, de hadas ni de brujerías. Pero la magia vino a mí, per posar a prova la meva ànima. El destí em va derrotar un cop i un altre mentre emergia, en contrapartida, el meu jo més destructor. 

No noté, al principio, que crecía en mí la necesidad de hacer daño, de usar la fuerza en todo su horror. Me volví huraño, culpaba a todos, lo odiaba todo. Construí una muralla que me aislaba del exterior. Me convertí en el dragón.

Estava preparat, llavors, boig de sang i de venjança, per fer el camí del drac. Andé y andé por caminos de rocas, montañas de rocas en un país de rocas. No sé cómo, en el caos que era yo mismo, pude encontrar el prado de arena donde me esperaba, lanzando fuego en rugidos de pesadilla, el drac més gran i vell que et puguis imaginar. 

Yo no era más alto que la uña más pequeña de sus garras pero le acometí, oh sí, me lancé con furia ciega, loca, negra. I ell m'apartà amb un cop de peu. Lo intenté mil veces, hasta la noche, consumiéndome el dolor y la rabia, todo mi ser concentrat en la sola idea de matar-lo i de matar-me.

Aquella noche, una de tus hadas debió susurrarme al oído porque soñé algo que fue decisivo: un home, encegat, ple d'armes, que donava voltes sobre ell mateix, creant una espiral on ningú podia entrar ni sortir, mentre una espasa se li clavava al cor. 

Sentí compasión por él y vi a su lado a otro hombre, con sólo un puñal en el cinto, tranquilo. Miraba al cielo y, después, al hombre ciego de furia. Entendí que eran la misma persona y desperté sabiendo que me había soñado a mi mismo: el agresor que era y el protector que seguía viviendo en mí.

Mentre el drac tornava al terreny de combat, fent xiscles que em comminaven a enfrontar-m'hi, mirava de fer memòria, de recordar com era jo abans, incontaminat per aquella fúria. I pensava com aquell jo antic afrontaria el drac. 

Sentia el cos garratibat, amarat de pensaments negatius que m'ennegrien la ment, que m'exigien que corrés cap l'enemic, que fuese veloz y de frente a la muerte, único descanso de mi maldición.

Y, de repente, Blanca preciosa, viniste a mi corazón. Quizás, en el País de las Hadas, estuviste pensando en mi. 

Se desvaneció el ímpetu de matar. Me lancé hacia el dragón, pero no con el instinto suicida del día anterior, sino con el cuerpo lleno de los prodigios que había sentido. Me lancé al dragón con el respeto de quien acomete una obra sagrada. Y lo maté, sí. Pero sin rabia. Lo maté porque tenía que matarlo y él cayó sin resistencia.

Volví, desandando poco a poco el camino que hice antes con furia y miedo. Volví con una uña del dragón, el meu trofeig i recordatori. Ahora estoy sentado junto al fuego, a casa, t'espero. 






Querido Xapapote,


Me alegra saber al fin de vos. Les teves cartes tarden mesos en arribar. Les porta una cigonya camallarga, quan li escau passar per aquí. Las hadas dicen que el tiempo no tiene importancia y que todo llega cuando tiene que llegar. 

Estoy feliz de que salieses vivo del Sendero del Dragón. Pocos lo consiguen en sólo una vida. Se me hincha el corazón al saber que pensaste en mi, cuando dejaste a tu alma coger el mando de la situación. 

Dius que una fada o jo mateixa et vam ajudar. No sabria dir-te. Les fades no s'expliquen entre elles les portes que obren als mortals, per no provocar jocs estranys. Por lo que a mi respecta, suelo pensar intermitentemente en ti.

Aquests dies, les fades m'ensenyen a fugir d'allò dolent. En nuestro mundo, la huída es una ignominia, una deshonra, pero aquí se considera pura supervivencia. Si algo no te gusta, vete. Si alguien no te gusta, huye.  

Yo habría huído de tu dragón.

Sempre havia imaginat el món de les fades com el país de la felicitat, del no preocupar-se, del mannà. I res més lluny de la realitat.

Hay que trabajar duro para ser un hada. Debo negarme a tantas cosas, ni lo imaginas. Hay mil rutinas, costumbres, que parecen buenas pero no lo son. Cuidar de una misma, actuar con responsabilidad, evitar la ira, no despistar-te ni un momento. Ser blanca sabiendo que también soy negra. Aceptarme toda. 

A veces es extenuante y casi me rindo. ¿Cómo aunar los opuestos? ¿Y cómo mantener la unión, incluso bajo una tormenta?


¿Qué harás vos, por cierto, con tu trofeo, la uña del dragón?


Blanca





Hola princesa,


Por tu carta detecto que no quieres venir corriendo. Siempre fuiste un pajarito. Tan valiente para volar hasta las nubes y tan temerosa de lo más íntimo. Diosa virgen. Et faig por? 

En tu carta me preguntas si es posible aunar los opuestos.

Tinc un amic, un mag, que viu a tres dies d'aquí. Diu que el món es basa en dos móns oposats: les coses físiques, que se rigen por unas leyes, y las partículas que forman estas cosas físicas, que se rigen por otras leyes. En el mundo físico, visible, una cosa es una cosa. Al món invisible, una cosa pot escollir ser una partícula o una ona. En el mundo visible, si algo se pone en movimiento puedes predecir dónde irá. Al món invisible, una partícula en moviment mai no saps on acabarà.

Pero yo creo que no existe tal abismo. Tú y yo, físicos y visibles, somos a la vez partícula y onda, blanco y negro, fada i bruixa, de formas imprevisibles. 

¿Por qué, digues per què mato el drac i en guardo una ungla? Per què no l'oblido i ja està? Potser en el fons no volia matar-lo? La guardo per recordar-me que vaig ser un drac?

Somos un cóctel de opuestos. Nuestro universo es dual, negro el fondo, blanca la luz que chispea, a la que llamamos estrella. De lo más inmenso a lo más pequeño, todo se resume en un baile de opuestos.

¿Qué haré con la uña del dragón, preguntas? La guardaré hasta que vengas. Por nada del mundo quiero perderme tu cara cuando la veas, la admiración que sentirás por mi valor, cómo de fuerte me abrazarás, temerosa del peligro que vencí.


T'espero, nena




Querido Xapapote,


Siguen tardando meses tus cartas en llegar. Imagino qué estarás haciendo mientras. Acabas la última con un t'espero. Tammateix, no sóc jo la que vindrà, sino tu. No, no caldrà que trobis el camí al país de les fades. Aviat en marxaré. És a punt d'acabar la meva educació i ara és temps de posar-la en pràctica, de sortir al món.

Es como si hubiese estado hasta ahora en la barriga de mamá, un feto flotando en caliente líquido, mientras miro cómo me crecen los deditos de las manos y los pies. Ja sóc una fada, amic. Ja sóc una fada. Però amb això no n'hi ha prou.

Ahora toca aunar el interior y el exterior. La nena i la dona. El hombre con la mujer. Me puede el miedo al escribirlo. 

No vinc cap a tu. No. Tu, home, vindràs a mi. O no. Tens les teves pròpies proves, de final imprevisible. Mi prueba es descubrir, acunar y madurar la única fuerza que no tiene opuesto: el amor.

Imagino tu cara al leer la palabra. Dirás: el amor tiene un opuesto, el odio. No, germà. L'amor de què et parlo no té l'odi al seu si. És l'amor complet en ell mateix, la línia que encercla el yin y el yang, la força que uneix planetes i estrelles i tot l'univers. 

No el amor de pareja, no sólo eso. Amor en todo y por todo, amor al agua, al árbol, al cisne, a la persona que duerme la siesta bajo un sauce, en el parque, y también a la que rapta, viola, mata. Amor por todo y para todos. I amor també entre una dona i un home. 

Sos para mi lo más difícil, hombre. Por eso no vendré. No iré en tu busca. Tengo miedo, tú lo sabes. Hi ha coses que el destí ens porta, sense importar que pensem que estem preparats. Espero que tú seas una de ellas.

No me escribas más, Xapapote. No seré aquí quan arribin les teves cartes. 


Blanca




Dulce brujita,


Tu carta me alegró tanto como me entristeció. Intuir que me quieres fue un rayo de luz. Qué digo un rayo, un chorro, un foco que me anda siguiendo desde entonces, cuando laboro en el campo, sentado en el río esperando que piquen, explorando el bosque. Pero me parte el corazón que no recibas ya mis mensajes, no saber si leerás estas letras. Probablemente no. Probablemente.

Cuando acabe de escribir esta carta, la envolveré con una cinta roja que conservo, que envolvía una de las tuyas, y la lanzaré al precipicio más alto de estas costas escarpadas. 

Si quiere el destino, te llegará allí donde estés. Así como, si quiere el destino, nos podremos encontrar. En sus manos está. Ya no sirve mi pasión al pedirte que vengas.

Mi amigo, el mago, me contó una vez que, cuando dos almas unidas por la eternidad van a coincidir en el tiempo y el espacio, hay signos que lo vaticinan. Uno de ellos es que se ven en sueños, aunque no se conozcan. Yo, preciosa Blanca, voy a sentarme cada noche ante el fuego, limpio en mi alma y mi mente, y me dormiré pensando, deseando soñarte.

Poco más puedo contar. Que te añoro sin haberte tenido jamás. Tenerte, que acción absurda se me antoja ahora. Estar a tu lado sería suficiente.

Poco más puedo contar. Ando atareado cuidando mis tierras. Haciendo útiles cosas que no lo parecían. Construí un pozo. Compré algunos animales. Hice un par de amigos que, estoy seguro, van a salirme buenos.

Por cierto, me preguntaste qué haría con la uña del dragón. Pues, lo que tenía que hacer. Encendí una hoguera y lancé, justo en medio, mi trofeo. Crepitó violentamente, como si el dragón viviese aún en él. Tuve que apartarme porque el humo que salió fue mucho y espeso. Para el cielo, todo se fue para el cielo y en la tierra quedó una extraña ceniza, como pepitas de oro.

Las recogí, con un respeto que me salía de lo más profundo. Las enterré a varios metros de profundidad, para que nadie las encontrase jamás. Y encima planté un roble, árbol digno donde los haya, acorde con la dignidad del dragón. 

Que de su muerte salga la vida, que su fuerza dorada alimente la pacífica energía del árbol de las hadas. Eso murmuré, sin pensar, que es como se hacen las mejores cosas. Y, al acabar, me sentí nuevo, lleno de amor, del que tu decías, que no tiene opuesto. 


Ojalá supiera cómo venir a buscarte.







Xapapote,


Sé que mai rebràs aquesta carta, però no puc evitar començar-la. T'enyoro. Enyoro escriure't i, a la vegada, escriure'm. Ha passat molt temps des que vaig abandonar el país de les fades i em vaig establir aquí, en aquesta terra. 

Pel camí s'ha perdut la dualitat dels pensaments, les dèries, fantasies i lluites de mi contra mi. Ara sóc jo. I prou. Contenint en un sol cos, cor i esperit les passions que m'enfrontaven.

Però t'enyoro, Xapapote. T'enyoro amb l'enyor d'allò que mai has tingut realment. Enyoro les teves cartes, ecos del meu propi camí vital, blanc sobre el meu negre i negre del meu blanc. 

Quan acabi d'escriure, no t'enviaré aquest paper. Així t'ho vaig prometre. El trencaré en petits bocins i els llençaré amb les dues mans, que volin per damunt les aigües del riu que em fa companyia. Flotaran, empesos pel vent, que els escamparà en un últim ball per deixar-los caure, suau, suau, damunt l'aigua que canta i em vetlla el son.

Arribaran al mar, ara l'un, ara l'altre, potser no tots, dil.luida o esborrada la tinta en la humitat que els amararà. Vull pensar, vull creure, que un pescador els trobarà, enredats a la xarxa, i te'ls portarà, allà on sigui que siguis, estimat.

Tammateix... la possibilitat és tan remota que em permeto dir-te, en aquesta carta, allò que la vergonya no em deixà dir-te abans: ets, n'estic segura, el meu company de l'ànima.

Va ser molt dolorós negar-me a rebre els teus missatges, no dir-te on podies buscar-me. Però calia fer-ho: sense trobar-me a mi mateixa, sense trobar-te a tu mateix, no podíem trobar-nos.

Coneixia la lliçó sàvia de deixar allò que més estimes. No sabia, però, que buidés tant el cor, que hi clavés una espasa. 

Potser has tirat per un camí diferent. Potser has trobat companya. Potser, imagino en les hores més fosques, no has existit mai. 

Però segueix viva al meu cor la llum que no s'apaga. I aquí em tens, escrivint-te. Un somriure ve ara a visitar-me. Diu que si una cosa he après de bruixes, dones i fades és a confiar en el cant del cor, per molt baixet que em parli, per molt estrany que sembli als altres. 

Sé que vindràs.



Blanca






Mi dulce Paula,

Nos despedimos ayer y ya te echo de menos. ¿Cómo ha ido el viaje? Espero que todo bien y estés descansando, feliz. Olvidé darte diez mil besos, mi gorrión, tendrás que apuntarlos en la cuenta. Te imagino tan bonita, con tu vestido rosa, corriendo por los prados, en casa de los abuelos. ¿Estás cuidando de Juan? Ya sabes que es pequeño y necesita de tu amor. ¿No lloró nada, verdad, cuando despertó y no vió a papá y mamá?

Serán sólo unos poquitos días. Pronto vendremos a pasar el resto de vacaciones. Mientras, mamá y papá os mandaremos cada día un cuento, para no perder la costumbre. Imagino cómo estarás sonriendo. Sé lo que te gustan nuestros cuentos inventados. Aunque eres mayor y lees tan bien, preferimos que os los cuenten los abuelos, así disfrutarás de su magia, sin saber qué viene después.

Vamos allá, mi pajarito. El primer cuento lo escribió mamá. Esperamos que os guste:

Vet aquí que una vegada, fa molt i molt de temps, en un país llunyà, hi havia una noia tan bonica que els ocells cantaven al seu pas. Però aquella noia tenia una tristesa a dins el cor: una nit, havia somiat un noi morè, ample i càlid que l'estimava i, en comptes d'acostar-s'hi, havia fugit corrent. Plorà i plorà i moltes nits desitjà tornar a somiar aquell somni, però va ser endebades.

Encisada per aquell noi, la noia el buscava arreu, quan sortia a passejar, quan anava a patinar als llacs glaçats per l'hivern, quan venien fires al poble i tothom menjava pomes ensucrades. Arreu buscava la cara del noi que havia somiat i enlloc el trobava. 


Un dia, es va cansar de buscar el desconegut. Va tornar a casa, feta un mar de llàgrimes, decidida a quedar-s'hi per sempre més. Però vet aquí que era al menjador quan, de cop, el noi entrà per la porta. Tal com l'havia somiat, morè, càlid, amorós, tímid i feliç de veure-la.

Aquella noia tan bonica es va quedar palplantada, sense saber què fer. I decidí seguir allò que li deia el cor: que les cames li fallessis i caure a terra, de tan cansada i alleujada. Ell va córrer a agafar-la i es van fer molts i molts petons, amb un torpesa suau. El noi l'abraçava ben fort i la noia va saber que l'estimava. I que es quedava.

I van tenir dos petits preciosos que es van dir Joan i Paula.

Vet aquí un gat, vet aquí un gos, aquest conte ja està fos.



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