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En septiembre de 1943 Humphrey Bogart conoció a Lauren Bacall. Estaba rodando Pasaje para Marsella y Howard Hawks la llevó al plató para
presentársela. No hubo truenos ni relámpagos, solo un simple mucho
gusto. Bogart era menos alto de lo que yo había imaginado y vestía sus habituales pantalones, sin forma, camisa de algodón y una bufanda al cuello. No me habló de nada importante; no nos quedamos mucho rato, pero él parecía un hombre agradable. |
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No sé cómo sucedió, fue casi imperceptible. Llevábamos tres semanas con la
película, era el final del día, yo tenía una toma más y estaba sentada frente a la mesa de mi camerino
peinándome. Bogey entró a despedirse, puso su mano bajo mi barbilla y me
besó. Fue un impulso
y no el calculado asalto del lobo feroz. Sacó una caja de cerillas usada de su bolsillo y pidió que escribiera mi número de teléfono en la parte de
atrás.
Así comenzó una de las más bellas historias de amor de Hollywood, una relación intensa y romántica que
culminó, después de superar varias dificultades, el 21 de mayo de 1945, en una boda sencilla en la Granja Malabar, casa de su gran amigo Louis
Bromfield. |
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En 1947 comenzaron en Washington las investigaciones del Comité de Actividades
Antinorteamericanas. Betty y Bogart se implicaron mucho en la campaña contra este comité y participaron activamente en la Marcha sobre Washington del 27 de octubre de 1947.
Ella se comprometió mucho más que él: Cuando el comité empieza a dictaminar qué películas pueden hacerse y cuáles serán sus temas, es el momento de levantarse y luchar. La investigación ha empezado con nosotros, pero lamento decir que no creo que acabe aquí, escribió en el Washington Daily News en un artículo titulado Por qué vine a
Washington.
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Un año más tarde su vida sufrió un cambio notable, Betty estaba embarazada y se sentía
feliz, Bogart no tanto.
Debía preparar la escena para cuando Bogey llegara a casa esa noche. Se desmayaría cuando lo oyera. No lo hizo. No sé qué sucedió, pero después de darle la noticia nos enzarzamos en la pelea más grande de nuestra historia. Yo lloraba; un momento tan querido y esperado por mí se había convertido en un
desastre. El 6 de enero de 1949 nació Stephen. Dos días antes de volver a casa con mi bebé cayó en Los Ángeles la primera nevada en cincuenta
años. Recuerdo que sentada en mi cama y mirando por la ventana pensé que se trataba de un sueño
¡Qué gran regalo, especial para el hijo de padres nacidos en el Este! |
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Entre 1953 y 1956 Bogart rodaba sin parar, enlazando una película con
otra, tosía, navegaba en el
Santana, Betty cuidaba a los niños, trabajaba y salía con
amigos, especialmente Frank Sinatra que se convirtió en un asiduo de la casa.
A finales de este verano comenzó a estrecharse nuestra amistad con Sinatra. Le veíamos primero en casa de amigos comunes; después comenzó a visitarnos y nosotros a visitarle a él. A Bogey siempre le había gustado Frank, admiraba su lucha contra los molinos de viento y Frank le divertía. |
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Las visitas de los amigos se ordenaron de forma que Bogart pudiera estar con todos sin sufrir los problemas del
agotamiento.
Establecí algunas reglas elementales. Todo aquel que quisiera ver a Bogey debía llamar antes y preguntar cuál sería el momento oportuno; además no quería mucha gente al mismo tiempo y no importaba lo amigos que fuesen, en su estado actual era un esfuerzo muy grande. Bogart murió el 14 de enero de 1957. Harvey subió al dormitorio y fue hasta la cama; primero al lado que había ocupado
Bogey, luego al otro y después se metió en el cuarto de vestir de
Bogey. Sabía que algo muy malo había sucedido. Se dirigió de nuevo hacía la cama, me miró como si entendiera y allí se
quedó. |
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